Buzón de Peticiones
- centrodeservicioaa
- 31 ago 2020
- 3 Min. de lectura
Compartimiento por Paola C.
Hola soy Alcohólica Anónima.
Desde muy pequeña en mi familia se me hablo de Dios, me mandaban a misa, a la doctrina, aprendí a ver a Dios como un buzón de peticiones.
En mi casa son muy apegados a las cuestiones religiosas, pero yo me preguntaba, ¿Como creían en algo o alguien que no podían ver?... Para mi era difícil confiar en lo que ellos me decían.
Fui creciendo y mis creencias fueron cambiado, creía en mis padres, podía confiar en ellos. Cuando decidieron separarse deje de confiar, de verlos como antes; perdí la fe en las personas, en mi familia, no quería volver a sentir esa decepción y fue mas fácil para mi bloquear todo ese tipo de emociones.

Cuando comencé a consumir mi única fe era pedirle a Dios que pudiera completar para otra dosis, ya no creía en nadie, ni siquiera en mi.
Recuerdo un día, mientras estaba en el baño escuchando una gota de agua caer en una cubeta, luchando conmigo misma para conseguir mas dosis o no, cansada de vivir así, estaba llorando y pensando, Si es verdad que existes, por favor ayúdame a sentirme bien. Me sentía vacía, sin ilusiones, no podía confiar en nadie, había fracasado en mi vida, con ganas de morirme.
Veía mi entorno, nadie tenia fe en mi; realmente me sentía mal por la situación, pero no podía dejar de consumir, tenia delirios de persecución y auditivos.
Mi fe era nula, pero en ese momento ya no podía, solo necesitaba agarrarme de algo; sin creer pedía a gritos la ayuda, me derrote ante mi poder superior. Cuando llegue a un grupo al igual que antes comencé a juzgar, veía que hacían oración al levantarse, antes de los alimentos, al termino de la junta, al finalizar el día; todo eso se me hacia innecesario.
Me enseñaron a ser agradecida por lo que tenia así fuera mucho o poco.
Durante mi proceso he vivido situaciones que me han motivado a comenzar a creer nuevamente, a confiar en alguien, entendí que no era yo mi poder superior y que sola no podía.
Empece a hincarme con fe, verdaderamente oraba, ponía en manos de Dios mi día, le daba gracias por el bienestar, en especial por el malestar que llegara a sentir, cuando menos me di cuenta, ya estaba creyendo nuevamente, mi fe era la que me hacia actuar, la que me ayudaba a sacar adelante mi día.
Ya con ciertas 24 en el grupo, tuve que poner en practica todo lo que había aprendido. El día de hoy comienzo y termino mi día haciendo oración, cada vez que siento que la situación se complica me encomiendo a mi poder superior, dejo en sus manos mi proceso, mi familia, mis días. Confió nuevamente, pues se que tener fe es confiar, me doy cuenta de que cuando me dejo guiar me siento mas tranquila, puedo llegar a aceptar mi enfermedad. Para mi volver a tener fe, me ha devuelto las ganas de salir adelante, la satisfacción de que mi familia esta tranquila sabiendo que no les estoy haciendo daño a ellos ni a mi misma. El recuperar algo que hace muchísimo tiempo había perdido es una de las experiencias mas hermosas que el programa me ha regalado.
Agradezco a mis padrinos, compañeros, familia, al programa de A.A. por la oportunidad que me dan de hacer las cosas de manera diferente. Por todo lo que me han enseñado, ya que gracias a ellos el día de hoy puedo confiar en Dios.
¡Gracias por el servicio, felices 24!
Comments