Autoengaño
- centrodeservicioaa
- 18 ago 2021
- 2 Min. de lectura
Decir la verdad para mí siempre ha sido muy complicado, exhibir realmente lo que soy es algo que nunca me ha gustado hacer, por vivir peleado con mi manera de ser y de sentir he preferido todo el tiempo aparentar y disfrazar a aquella persona que no me gusta ser y, reemplazarla con lo que siempre he envidiado y observado de los demás. Si me hubieran dicho que mis problemas comenzarían a solucionarse desde el momento de hablar y ser honesto, nunca lo hubiera creído. Mis padres constantemente me lo decían “Hijo, tienes que hablarme, tienes que decirme que pasa y que sientes”; pero yo siempre he sido aquel que siempre está bien. “¿Cómo estás? Estoy bien, ¿Cómo va todo? Todo va bien, ¿Cómo te sientes? Me siento bien, ¿Qué tienes? Nada, etc.” Siempre he minimizado todo con aquello que he sentido que nadie va a comprender. Entonces cuando llego al programa con una vida llena de malas decisiones producto de la autosuficiencia la gente comienza a platicarme acerca de que es necesario hablar y exhibir todo aquello que siento.

Me decían que necesita tener a alguien a quien contarle mi forma de vivir y de sentir, que necesitaba un amigo en quien confiar. Las cosas han cambiado desde entonces, porque todo regreso, todo lo que perdí poco a poco fue reconstruyéndose por el simple hecho de empezar a hablar muchas de las cosas que siempre calle, dejarme guiar por alguien que no está dentro de mi emoción que siempre me ha llevado a malamente decidir. El ser honesto me ha regalado la libertad de estar en paz conmigo mismo, y de poder sentirme tranquilo y conforme conmigo mismo al menos por el momento en que puedo hablarlo. He podido sentir que me entienden y que no soy el único, a pesar de que llegue creyendo, que todo lo que sentía era algo que nadie más debía saber.
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